martes, 2 de junio de 2015
Ser tatuador no es una profesión.
No hay nada más alejado a la realidad que esto. Y es que, tanto las personas que realizan tatuajes con herramientas tradicionales, hasta lo tatuadores con modernas máquinas y estudios bonitos, son profesionales en sus áreas que tienen un trasfondo cultural, personal, emocional, artístico, tremendo. Se necesita ser más que un buen dibujante y saber rayar la piel, también hay que conocer aspectos médicos, químicos, tecnológicos, así como tener una gran sensibilidad con sus clientes, después de todo no hay tatuaje que no tenga una historia detrás.
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